La lluvia de papeles contra El Gran Jefe ha empezado. Unos golpean su sombrero y su corto cabello gris, otros caen a su alrededor, algunos (los pocos) pasan de largo y llegan al borde de la escenografía, como "invitándolo" a salir. Cinco segundos después, docenas de bolitas de papel decoran el suelo y una horda de niños, aún enervados pero sin nada para tirarle en las manos, amenaza con echársele encima al personaje. No soportan al Gran Jefe y eso es bueno: es el villano de la historia.
Desde Paso Blanco, Pacora, hasta San Felipe, Boca la Caja, Las Cumbres y Locería, niños y niñas exigen que los bosques sean respetados, que los ríos y nuestras fuentes de agua sean realmente protegidos y que los manglares en el mar, no sean talados. La obra "Wayra, el marinero y el chamán" los hace reflexionar sobre qué futuro quieren para ellos y a los adultos, nos mueve el suelo sobre qué mundo les estamos dejando. ¿En qué momento se nos olvidaron las esperanzas y los ideales de nuestra niñez? Los niños la tienen más clara, de eso no hay duda.
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Todo espectáculo tiene un equipo de trabajo que lo hace posible y es que bajo cada capa visible de una función, hay horas de planificación, producción y logística.
"Wayra, el marinero y el chamán" no es la excepción y por eso, les vamos a presentar a nuestro querido equipo. Moira: logística y asistente de producción. Moira es actriz, gestora cultural y la responsable de que más de cien niños caminaran haciendo porras diciendo "Wayra" por todo Panamá Viejo. Julian: sonido y asistente de producción. Julian es actor y un encargado de sonido bien estricto, al que hay que entregarle los micrófonos en la mano después de las funciones, so pena de muerte. ¡Como debe ser! Randy: fotografía y registro visual. Randy es fotógrafo, documentalista audiovisual y el cómplice de todos nuestros relajos con los niños, que nos ha acompañado desde el día uno de este proceso. Martanoemí Noriega, artista y productora audiovisual. Martita es la artista responsable de los hermosos murales que conforman la escenografía de Wayra, así como la asesora creativa detrás de varios títeres y objetos importantes para la creación de la puesta. Además, ¡excelente coach motivacional en momentos de alto estrés! A ustedes chicos ¡GRACIAS! <3 ¡Wayra, Wayra! Gritaban los niños de la escuela Sara Sotillo de Panamá Viejo, a dos cuadras de Xielo, el lugar del espectáculo. Para la gran mayoría, esta será su primera experiencia teatral y aunque no saben exactamente a qué van, les emociona.
Ellos no son los únicos ante lo desconocido: es la primera vez que la obra tendrá público infantil y los nervios del elenco y todo el equipo de Wayra estan a flor de piel. "Hacer teatro infantil, es la prueba de fuego para cualquier actor. Los niños son espontáneos, reaccionan sin frenarse, carecen de un gusto fragmentado, son parciales: o les gusta, o no", comentaba el director Diego Fernando Montoya en la tras escena. La energía de los niños es potente, verificados por última vez los micrófonos, las actrices se miran, respiran y arrancan. Durante 45 minutos juegan a ser otros sin la protección de una cuarta pared, buscando siempre una mirada cómplice en el público que las recibe con atención y sorpresa. Xielo, la casa de la Fundación Gramo Danse, fue el lugar donde más de cien pequeñines rieron con Wayra y el Marinerito. Hubo baile y cantos con el Capitán Patán y el Chamán Pachanga. También, hubo gritos de sorpresa y algunas hasta se asustaron con Margarita, la serpiente amistosa y todos, de manera unánime, abuchearon al villano, el Gran Jefe, no permitiéndole ejecutar sus malvados planes contra la naturaleza. La obra está cargada de juegos, mensajes poderosos sobre ciudadanía e identidad y mucho humor, porque gracias al teatro es posible juntar todas esas cosas al mismo tiempo y seguir siendo claros. Y es que el mundo de los niños es así, divertidamente sabio. Gracias Xielo, por permitirnos habitar su espacio, a la Escuela Sara Sotillo y muy especialmente a todos los niños y niñas que nos regalaron sus risas y aplausos en esta hermosa primera función. "Respira, respira, respira. Ya vienen"
Incluso para los niños más extrovertidos, enfrentarse con el público puede ser intimidante, pero los 20 niños participantes del taller en cada escuela, presentaron sus creaciones sintiéndose cada vez más empoderados y cómodos, mientras grupos y grupos de toda la escuela los escuchaban atentamente. Algunos se inventaron formas creativas de presentarse, le añadieron "salsa" a sus historias y personajes para hacerlos jocosos o más interesantes, o se atrevieron a cantar fragmentos de alguna de las canciones compartidas en el taller. Sin duda alguna, tanto para ellos como para nosotros fue una experiencia divertida y gratificante compartir juntos historias, juegos y risas. |
AutorTeatro Carilimpia Archivos
Julio 2018
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